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Enf. Anest. Vol.5 Nº 1 2020
(Sobre)Vivir con dolor crónico en la pandemia

Enferm. anest.-reanim. ter. dolor (Internet) Vol.5 nº1 2020 / ISSN: 2529-9670

Autora: Medina Rodríguez, A.V.1

1. Paciente de dolor crónico

contacto: unasufridoramas@gmail.com

 

El dolor forma parte de la vida. Siendo necesario para avisarnos de que algo no va bien, es uno de los síntomas que aparece en muchas enfermedades. El problema viene cuando la enfermedad no tiene cura o a pesar de estar curada, este síntoma no desaparece y se convierte en una enfermedad en sí, conocida como dolor crónico y clasificada más exhaustivamente hoy en día en el CIE-111.

 

Las personas que sufren esta enfermedad, unos 8 millones en España2, se enfrentan día a día a un gran reto, dar lo máximo de ellos mismos en cada momento, ya que el dolor irrumpe en todos los planos de su vida, impidiéndoles hacer lo que quieren, cuando y cómo quieren. Es por esto que se requiere un enfoque multidisciplinar en el que se cubran los aspectos biopsicosociales implicados para intentar así mejorar calidad de vida de los pacientes. Aunque el impacto que tiene el dolor crónico en quien lo sufre a nivel psicológico y social es similar al cáncer3, no es así su reconocimiento por parte de la sociedad, sintiéndose, una gran mayoría de las personas que padecen esta enfermedad, incomprendidas en el entorno familiar, social, laboral e incluso sanitario. De hecho, el 62% de las personas que sufren dolor crónico nunca han sido derivadas a una Unidad de Dolor4 y las que lo consiguen pueden tardar de media, en el mejor de los casos, cinco o seis meses para la primera consulta5.

Soy una de esas personas que ha visto su vida hecha añicos por culpa de esta enfermedad invisible que, sin embargo, está ahí, día y noche, acompañándome en cada paso que intento dar, aunque sólo yo la sienta y me obligue a permanecer tumbada la mayor parte de tiempo, llegando a incapacitarme incluso para ejercer mi profesión, esa que tanto amaba. Por otro lado, no poder salir de casa es lo normal para mí, así que la imposición por parte del gobierno de limitar la capacidad de movimiento para contener el ritmo de contagios ante la pandemia del coronavirus no ha sido un problema para mí en sí. No obstante, me ha obligado a romper con las rutinas que me ayudaban a sobrellevar mejor mi situación y a sentir que tenía algo de control, entre ellas mi pequeño paseo con mi andador para no perder musculatura. Todo esto me está afectando ya que sé que recuperar mi ritmo de vida anterior no va a ser nada fácil, sobre todo si tenemos en cuenta que en mi caso una de las cosas que hago es trabajar la tolerancia al dolor, es decir, hacer cosas a pesar del dolor que esté sintiendo. El dolor es muy traicionero, siempre está ahí para que no lo olvides, pero cuando intentas hacer más de lo que te has acostumbrado a hacer con ese dolor, las embestidas son tremendas y cuesta mucho no desfallecer.

Como tantos pacientes de otras enfermedades, he visto como el sistema sanitario no ha podido atenderme adecuadamente durante esta pandemia. Entre otras cosas, se ha demorado la entrada en quirófano para recolocarme el neuroestimulador que tengo implantado para el dolor, ya que en su posición actual no realiza bien su función. Aunque entiendo lo ocurrido, me planteo las mismas preguntas que expone Leonor Pérez, paciente también dolor crónico, en la entrada de su blog El dolor (crónico) en tiempo de confinamiento6 y cito textualmente: “¿dónde quedará esa cita?, ¿Cuánto tiempo deberá esperar?, ¿Qué criterios se van a establecer? Estas y tantas preguntas cuando el dolor sigue haciendo su particular labor en tu vida, en lo que al final es nuestra cotidianeidad o ¿normalidad?”.

Mi cuadro de dolor crónico ha empeorado, tanto en el plano físico como emocional, algo que plantea el Dr. Micó en su artículo Coronavirus COVID-19 y dolor crónico: incertidumbres7. Sé que poco a poco, cuando esta situación acabe volveré a mi "normalidad" y a ese sentimiento de control "falso", pues el dolor manda. Aún así, va a ser mucho más duro y me preocupa que la fuerza y paciencia que me ha valido en tantísimas ocasiones, ahora, no sean suficiente.

 

Bibliografía

1.    La nueva clasificación internacional de enfermedades (CIE-11) y el dolor crónico. Implicaciones prácticas. Rev. Soc. Esp. Dolor. 2019; 26(4): 209-210 / DOI: 10.20986/resed.2019.3752/2019. César Margarit.

2.    El dolor crónico en España: Escucha digital por Sociedad Española del Dolor 2 de octubre de 2019.

3.    XXIV CONGRESO NACIONAL DE MEDICINA GENERAL Y DE FAMILIA. Artículo Salud diario, 10 de mayo 2017.

4.    El 62 por ciento de los más de ocho millones de personas que sufre dolor crónico en España nunca ha sido derivada a una Unidad o Clínica del Dolor por Sociedad Española del Dolor 10 de diciembre de 2019.

5.    El camino de regreso a una vida sin dolor en La voz digital.

6.    El dolor (crónico) en tiempo de confinamiento, entrada blog Leonor Pérez

7.    Coronavirus COVID-19 y dolor crónico: incertidumbres. Rev. Soc. Esp. Dolor. 2020; 27(2): 72-73 / DOI: 10.20986/resed.2020.3808/2020. Juan Antonio Micó

8.    NUEVA CLASIFICACIÓN 2019 DEL DOLOR CRÓNICO por Dr. Ponce

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